PELÍCULA - EL NOVATO
Benoit, un chico de catorce años, ha dejado el campo para mudarse a París. Su primer día en el colegio resulta ser más difícil de lo que esperaba, y pronto se siente aislado. Hasta que un día, Johanna, una nueva compañera sueca, llega a la clase. Benoit decide organizar una fiesta en casa, pero solo aparecen tres personas... tres empollones, Aglaée, Red Head y Constantin. Contra todo pronóstico, pasan una noche fantástica juntos. Pero cuando finalmente es aceptado por la pandilla de clase alta, abandona a sus tres amigos para convertirse en popular.
CRÍTICA DE LA PELÍCULA
Benoît, de catorce años, empieza un nuevo curso en una nueva ciudad, París, pues su padre ha sido allí trasladado por motivos de trabajo. A Benoît le costará mucho entablar relación con sus compañeros de clase, en donde no encuentra amigos. Joven normal y bueno, será maltratado por el chulo de turno y finalmente congeniará con un grupo de tres o cuatro chicos y chicas. Entre ellas está Johanna, una joven dulce por la que Benoît empezará a sentir el primer amor.
Retrato del mundo adolescente escrito y dirigido con sensibilidad y pulso narrativo por el debutante en el largo Rudi Rosenberg, donde se ofrece una tierna mirada a la época en que se abandona la infancia y se entra en la juventud, momento de contrastes en la vida, de autoafirmación personal, de los primeros amores y de las primeras verdaderas amistades. El director aporta un tono de humor –incluso hay cierta ternura en su conjunto– que no es incompatible con el realismo de las situaciones, los diálogos, las relaciones entre los alumnos, todos ellos compañeros de clase de un alto nivel social.
El novato se centra sobre todo en las dificultades de un adolescente por encontrar su voz, por hacerse con un hueco en su comunidad estudiantil. Se toca el problema de la adaptación, aunque sin tremendismos exagerados y se dibujan convincentemente las diferencias entre los alumnos y alumnas, las distintas sensibilidades: ahí está el líder que utiliza a los demás, con su camarilla de aduladores; el joven inteligente y sensible; la chica madura que ha sufrido; el payasete de mentalidad infantil y buen corazón; la joven tímida y dulce. Llama mucho la atención la ausencia total de los adultos en el film, pues padres y profesores sólo cuentan con una presencia muy fugaz, mientras que en el único adulto que importa algo en la trama –el tío de Benoit– se subraya su comportamiento irresponsable, como si fuera un adolescente más que está buscando su lugar en el mundo. El film habla así de esa edad determinada en donde se forja la personalidad, y no tanto de cuestiones académicas o colegiales.
Hay que elogiar el guión de Rudi Rosenberg, de magnífica sencillez, donde brillan especialmente unos diálogos muy naturales, ricos en las bromas y tonterías propias de edad –a veces verdes, a veces marrones–, aunque sin traspasar nunca la frontera del buen gusto. Desde luego, que la película se disfrute de principio a fin depende mucho de los jóvenes actores, la mayoría de ellos no profesionales, que hacen un extraordinario trabajo.
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