MI HIJO NO SABE COMPORTARSE, ¿QUÉ HACER?
"Román es un niño alegre, muy sociable, muy juguetón. Le cuesta trabajo estar en su lugar y sus periodos de concentración son muy breves. En este ciclo escolar tuvo algunas dificultades para seguir instrucciones, pues aunque entiende, decide hacer lo que él quiere y no lo que se le indica".
Primer grado
"Román tuvo un buen avance académico, su proceso de lectoescritura está en pleno crecimiento. Su escritura podría ser mejor, pero se distrae con mucha facilidad, y se le tiene que estar recordando frecuentemente que recoja sus cosas, que las acomode y que no deje sus libros regados por todo el salón. Le gusta leer pero se le dificulta mucho hablar sobre lo leído. Tuvo algunos problemas de faltas de respeto verbales hacia otros compañeros. Les pedimos que en casa terminen los trabajos que en clase no pudo completar".
Segundo grado
"Román ha sido suspendido dos veces durante el ciclo escolar. Una, por faltas de respeto y agresión hacia otros compañeros y otra, porque no trabaja en el salón de clases. Juega mucho, platica en exceso con sus compañeros y si no le hacen caso, les pega. Hemos notado que ha comenzado a 'trabarse' al hablar, no puede platicar y ver a los ojos a su interlocutor y no respeta las reglas del salón. Se sugiere a los padres de familia que consulten a un psicólogo, porque el niño comienza a mostrarse cada día más agresivo hacia sus compañeros y a veces consigo mismo".
Tercer grado
"Tras repetidas citas con los padres y tres suspensiones por faltas de respeto, indisciplina y agresión a sus compañeros, y de que el día de hoy Román lastimara seriamente a un compañero en la cabeza al lanzarle una silla, se ha decidido retirar al alumno de la escuela".
Durante todos estos años escolares, está de más decir que la preocupación de los padres también fue en aumento. Durante los primeros años pensaron que se trataba únicamente de un problema de límites o de disciplina en casa, y dejaron pasar el tiempo hasta que los problemas fueron realmente graves.
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Cuando el niño fue retirado definitivamente de la escuela, hasta entonces se preocuparon en serio. Los golpes, premios, castigos, advertencias y sobornos no funcionaron. Los padres de Román simplemente ya no sabían qué hacer con el niño y, finalmente, decidieron consultar con algunos especialistas.
Según su disciplina, éstos te pueden dar luces sobre qué camino seguir:
Pediatra
Un padre de familia que está observando conductas irregulares en su hijo puede visitar de primera mano a su pediatra, especialmente si ha seguido el desarrollo del niño desde pequeño. Un pediatra puede ayudar a detectar algún problema de salud.
Nutriólogo
Cuando se reportan los primeros problemas de conducta, muchos padres de familia son referidos a un nutriólogo, ¿por qué? Porque hoy está más que comprobado que varios problemas de conducta en los niños tienen que ver con la mala alimentación y el abuso de azúcar y carbohidratos, principalmente y en otros casos, la deficiencia de algunos nutrientes importantes como el Omega 3.
Para muchos niños cambiar o mejorar su dieta es lo que hace la diferencia entre un problema de conducta, bajo rendimiento escolar y él éxito personal y académico.
Psicólogo
Este especialista es el recurso más recomendado por docentes y otros padres de familia, porque puede ayudar al niño y a sus padres a procesar o sobreponerse a situaciones difíciles en la vida y desarrollo del niño. Junto con los pedagogos, también puede descubrir problemas de aprendizaje, formas y canales particulares para que cada niño asimile los conocimientos y, generalmente, con un tiempo de terapia y seguimiento, los pequeños salen adelante y continúan con su proceso de desarrollo y aprendizaje.
Visitar al psicólogo no debe ser vergonzoso. Sus servicios hoy son mucho más importantes y valiosos que en ningún otro momento de la historia.
Neurólogo
Este especialista nos puede dar una visión clara sobre lo que sucede en el cerebro del niño en el plano fisiológico y descubrir si los problemas de conducta se deben a la carencia de algún químico, una lesión cerebral, un retraso o inmadurez en la corteza cerebral y, por lo tanto, conocer qué podemos hacer para ayudarlo.
El neurólogo puede inclusive diagnosticar y darle tratamiento. Hace unos años pensar en medicar a un infante generaba rechazo por parte de la sociedad, pero a través del tiempo se ha descubierto que no se trata de "drogar o sedar al niño", sino de ayudarlo a producir los químicos que su cuerpo no puede hacer por sí mismo.
La medicación no es para toda la vida ni es agresiva, es gradual y se retira una vez que el cuerpo trabaja de forma adecuada o el niño se autorregula y madura.
Psiquiatra
Se escucha fuerte pensar en un psiquiatra infantil, pero créeme que para algunos pequeños y jóvenes, recibir este tipo de tratamiento puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte.
Si tu hijo está presentando problemas de conducta cada día más serios, haz caso de estas señales de alarma, actúa y evita problemas más graves a futuro.
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