"NINGÚN NIÑO DEBERÍA DE SUFRIR TANTO DOLOR"
“Ningún niño debería sufrir tanto dolor”, dice el padre de esta niña, ¿Dios nos abandona?
La desgarradora foto en blanco y negro tomada por su propio padre, abre las venas y el corazón del mundo. No cierres tus ojos por que duele ver la realidad, lee este artículo y conoce la historia.
Andy Whelan es un electricista y el padre de esta princesita de tan sólo 4 años a quien los médicos sólo le dan semanas de vida.
La foto que ha recibido reacciones de todo el mundo (algunas negativas), muestra a Jessica sufriendo mientras lucha con todas sus fuerzas contra un tipo de cáncer que la está consumiendo día a día.
"Esta es la foto más dura que he tenido que tomar"
El Daily Mail relata la historia del momento en el que esta intensa fotografía fue tomada. "Unos momentos antes, a ella se le dio lo que es más conocido como unas semanas más de vida. Esta foto fue tomada cuando Jessica nos empujó de su lado para sufrir en soledad".
Las desgarradoras palabras de su padre sólo transmiten algo del dolor de lo que una situación cómo esta debe causar.
En un documento creado por el padre de la niña en Facebook, él comenta que esta es la verdadera cara del cáncer. Luego de una batalla librada por 13 meses, el cuerpo de la pequeña no resiste más, y sus padres han decidido detener el tratamiento para que ella pueda disfrutar de sus últimos días en esta tierra.
"Con esta foto no pretendo ofende o hacer sentir mal a nadie. Quizás con esta foto las personas tomarán conciencia de la oscuridad del cáncer en los niños, quizás esta misma gente podrá hacer algo en el futuro para que los niños no tengan que sufrir tanto dolor, y para que menos padres tengan que sufrir en su propia piel cómo sus hijos se deterioran cada día".
La cara no verdadera del cáncer
Los medios de comunicación llenan sus portadas con fotos de niños sin pelo con un pañuelo de colores brillantes y amplias sonrisas mientras son acompañados de eslogan que promocionan alguna marca o producto para combatir el cáncer.
El cáncer en los niños no es un viaje gratis a Disney (no es gratis, es sólo por que sus vidas se están acabando), el cáncer no es un vestido de princesa.
El cáncer mata y causa dolor, el cáncer es sufrimiento.
¿Qué pasa con la fe y qué pasa con Dios?
Recientemente he estado pasando por problemas de salud y familiares que han sacudido mi mundo de una manera que no se la deseo a nadie. En ese momento me pregunté por mi fe.
¿Tengo fe?
Para ser honesta no estoy asistiendo a la iglesia, pero cuando me hice la pregunta acerca de mi fe, algo cálido lleno mi corazón y disipó mi dolor. La fe no está en las paredes de un edificio en el que se ora y adora a Dios, la fe está dentro de cada uno de nosotros, sin importar la religión que practiquemos, el credo o las ceremonias en las que participemos.
La fe es eso que queda, cuando todo, absolutamente todo nos ha sido quitado.
La fe es esa llama tan pequeña que sigue ardiendo cuando lo único que hay delante de nuestros ojos es oscuridad.
La fe es saber que el dolor un día desaparecerá y que algún día nos volveremos a encontrar en un lugar en donde la oscuridad no tiene un lugar.
La fe es saber que justo cuando sientes que ese segundo de tu vida representa el dolor más grande que un ser humano pueda imaginarse, también sabes que eso también pasará.
La fe es tomar el dolor de tu hijo y absorberlo, es tragar cada lágrima y aunque el mundo se desmorone a tus pies, tú aún puedes sonreírle y decirle que algún día volarán juntos.
¿Debería un niño sentir tanto dolor?
No. Mil veces NO.
Algunos dicen que las cosas pasan por algo, que hay algo que debemos aprender, que Dios tiene un plan, y no me cabe ninguna duda de ello, pero tampoco dudo de que los pequeños no deberían sentir esa inmensidad de dolor.
Miedo a la muerte, a lo desconocido, a la soledad
Si tienes un segundo en tu vida detente en un hospital, ofrece tu tiempo y ayuda a algún pequeño a aliviar el miedo, la incertidumbre.
Durante mis años trabajando en hospitales (siempre con adultos, nunca con niños), lo que más aprendí fue que a nadie le gusta irse sólo. Recuerdo las manos que sostuve de pacientes que partían y que sus familiares no los acompañaban.
No cerremos los ojos ante esta fotografía y digamos que grotesca o cómo puedo este padre compartirla, abramos los ojos y cambiemos el mundo, una lágrima de un niño a la vez.
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