MEDITAR HACE QUE TODO CAMBIE EN TI
Esto que te voy a contar parte de una experiencia con la sabiduría que me fue heredada por mis antepasados y que he guardado dentro de mí durante muchísimo tiempo. Pude tener acceso a esta sabiduría una vez que entré en mis laberintos interiores y me encontré a mí misma, me perdoné, me unifiqué con el Señor y seguí mi camino, de aprendizajes y enseñanzas.
Esta sabiduría no es mía, sino que está en mí. Esta sabiduría le pertenece a Dios, y está pincelada con los colores de muchos maestros y guías invisibles y visibles. Cuando descubro algo, cuando mi consciencia me revela una nueva información, siempre ocurren eventos asociados a ella.
Cuando meditas ves todo esto muy claro, ves que todo tiene sentido, todo cuadra, todo encaja, todo es una sincronía perfecta de acontecimientos en tu vida que se dan para mostrarte algo maravilloso, que, sin meditar, es imposible que alcances a ver. La meditación te pone en contacto con tu Yo Superior, con la esencia que todos somos, que es belleza pura. Meditar produce que la Luz de lo infinito penetre cada célula de tu cuerpo. Es el éxtasis puro, el nirvana, aquí al alcance de todos. Meditar hace que todo en ti cambie. Sube tu nivel de consciencia, cambia tu cerebro, tu cuerpo físico se pone hermoso, se sana tu cuerpo emocional y tu mente encuentra la paz. Si no lo haces es porque no te amas, y si no te amas, vivirás siempre atado a la enfermedad de tu mente, que puede ser la culpa, el rencor, el rechazo, y tantísimas otras.
Meditar es no pensar, por eso cuando meditas la mente descansa. Meditar es simplemente sentir en tu interior al Señor de tu historia. Y por eso nos gusta tanto a quienes lo practicamos. Porque sentir es lo que más le gusta al ser humano. Por eso tantas adicciones. No necesitas ninguna droga, no necesitas de otra persona, no necesitas de nada para sentirte vivo.
Y porque meditar se trata de sentir y no de pensar es que le cuesta tanto a los más racionales. Nunca conseguirán aquietar su mente si no se permiten sentir. Por la vía de la mente es imposible meditar. Para meditar es necesario que te dejes llevar por tu intuición, por lo irracional, lo mágico, lo etérico, lo eterno, que hay en ti.
La meditación rompe con la programación mental y emocional que todos llevamos. Literalmente, te cambia el cerebro y tu corazón sintiéndote amado por el Señor.
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