El resultado del Sínodo de la Familia es un documento de 94 puntos en el que hay decenas de propuestas. No hay condenas sino un mensaje de esperanza para quienes se deciden a formar una familia, y quienes están afrontando los obstáculos de ese camino. Te invito a que leas algunas de las conclusiones que no podemos ignorar:
1. Mirar de otro modo
El documento presenta las dificultades de las familias. Lo hace sin miedo y las ve como una oportunidad.
Por eso, los obispos piden a los cristianos que cultiven una mirada de comprensión y de esperanza ante realidades tan dolorosas, como la soledad o el fracaso matrimonial. Para el sínodo, ayudar a estas personas no significa decir que todo está bien. Significa tener el coraje de escuchar su dolor, acogerlas con ternura y buscar maneras de curar sus heridas.
2. Preparación al matrimonio
Una de las ideas recurrentes del Documento es que se mejore la preparación al matrimonio. Hay acuerdo en que no es eficaz dar sólo cinco o seis clases antes de la boda. Aquí deben involucrarse mucho más las familias veteranas porque, si actúan con discreción y cariño, pueden ayudar a resolver los problemas normales de los primeros años de matrimonio.
El Documento propone que las familias se impliquen más en la ayuda de otras familias, y no sólo en situaciones especiales sino también por ejemplo en el cuidado de los hijos, en su educación o en la atención de enfermos.
3. Apertura a la vida y educación sexual
Los obispos proponen que los padres se impliquen realmente en la educación sexual de sus hijos.
Esa educación es vital para sus vidas: una afectividad estable es la clave de la felicidad y de la duración de un futuro matrimonio.
Además, enseñar a entregarse y a amar es imprescindible para entender que cada hijo es fruto del amor.
4. Parejas que conviven
El texto se fija también en los jóvenes que no están casados pero conviven establemente.
Dice que muchos de ellos viven la fidelidad y la apertura a la vida, que son elementos propios del matrimonio. Por eso proponen una atención específica para ellos, para que se encaminen hacia la boda. Así aprenderán cómo la gracia del sacramento les puede ayudar a afrontar los desafíos de ese proyecto juntos.
5. Formar la conciencia
Miren lo que dijo el Papa en el discurso de clausura del Sínodo:
“El primer deber de la Iglesia no es distribuir condenas o anatemas sino proclamar la misericordia de Dios, llamar a la conversión y conducir a todos los hombres a la salvación del Señor”.
En el caso de las personas divorciadas que se han vuelto a casar civilmente y que quieren volver a recibir los sacramentos, el sínodo propone que un sacerdote les ayude a formar la conciencia y a descubrir en qué situación están ante Dios.
En concreto dice que “la conversación con un sacerdote, en el foro interno, contribuye a la formación de un juicio correcto sobre lo que obstaculiza la posibilidad de una participación más plena a la vida de la Iglesia y sobre los pasos que pueden favorecerla y hacerla crecer”.
El documento del Sínodo recuerda que Juan Pablo II dijo que no es lo mismo una persona que ha sido abandonada injustamente, o quien ha destruido un matrimonio.
6. Personas homosexuales
En cuanto a las personas homosexuales, el Sínodo recuerda que Cristo “amó y murió por cada persona, sin excepciones”, por lo que “cada persona, independientemente de su tendencia sexual, debe ser respetada en su dignidad, y acogida con respeto, evitando ‘cualquier marca de injusta discriminación’”.
También dice que “no se pueden establecer analogías entre las uniones entre personas homosexuales y el proyecto de Dios sobre matrimonio y familia”.
7. Familias emigrantes
El sínodo no cierra los ojos al drama de quienes escapan de la guerra o la pobreza y habla de estas personas que se han visto forzadas a dejar su país para empezar una nueva vida.
Los obispos piden que las diócesis y parroquias trabajen para que se respete la dignidad de estas las personas.
Dice que deben ayudarlas y atenderlas teniendo en cuenta su cultura, sus creencias y sus tradiciones.
En definitiva, los 94 puntos del rico documento tienen propuestas muy optimistas y sobre muchos otros temas. Por ejemplo, pide que se cuente con las mujeres en los procesos decisionales de la Iglesia; que los padres de familia no renuncien a proteger a su familia; que se cuente más con los abuelos y que las asociaciones trabajen para que se armonice el tiempo dedicado al trabajo y el que se dedica a la familia.
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