¿Qué nos pasa? ¿En qué estamos pensando? ¿Por qué lo más importante de nuestra vida se vuelve a veces invisible? Claro que les queremos pero…¡nos perdemos tanto de ellos!
A veces ellos se desconectan. A veces, nosotros. En ocasiones, los dos. Se envuelven en sus cascos, en su habitación y dejamos que pase la vida, la suya y la nuestra, detrás de una pantalla. Y ese es el comienzo porque poco a poco nos hacemos invisibles para ellos. Ya no nos necesitan porque todo lo encuentran tras esas pantallas.
Cuando queremos recuperar la distancia, hay un mundo entre nosotros. Nuestro vacío lo han llenado los amigos virtuales, redes sociales, series televisivas o juegos on-line. Los escuchamos reírse en su habitación, a carcajadas, hasta que llamamos a su puerta y nos reciben con la expresión de no ser bien recibidos. ¡Molestamos!
¿En qué momento ocurrió? Somos inocentes al pensar que no nos ven. Y eso les autoriza a hacer lo mismo que nosotros pero sin límites.
El tiempo que nuestros hijos estarán con nosotros tiene fecha de caducidad. En un abrir cerrar de ojos volarán y lo que no esté dentro… olvídate, poco podrás sembrar ya. El momento de poner normas es ahora. El momento de dar ejemplo y de conectar. El de acariciar y abrazar. El de pedir perdón.
Y con las manos ocupadas con las pantallas, poco podemos acariciar. Ni ver. Ni observar. Ni comunicar.
Cuando estés con tu hijo, ¡estate con tu hijo! Disfruta de su compañía, de sus errores e imperfecciones. Que no ría ni llore a solas, delante de una pantalla. Que lo haga a tu lado. No desperdicies ningún momento porque todos, hasta los más intrascendentes, son valiosos.
Pedagoga Solohijos
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