DÍA DEL PADRE
Poema de Héctor Gagliardi
Oye mujer, te
puedo hablar?
Ya los chicos se han dormido
Así que, deja el tejido que después te equivocas.
Ya los chicos se han dormido
Así que, deja el tejido que después te equivocas.
Hoy te quiero
preguntar
Por qué motivo las madres amenazan a sus hijos
Con ese estribillo fijo de ¡Ah, cuando venga tu padre!
Por qué motivo las madres amenazan a sus hijos
Con ese estribillo fijo de ¡Ah, cuando venga tu padre!
Y con tu
padre de aquí y con tu padre de allá
Resulta que al verme llegar a mí
Lo ven entrar a Caín y escapan por todos lados.
Resulta que al verme llegar a mí
Lo ven entrar a Caín y escapan por todos lados.
Y yo, que vengo cansado de trabajar todo el día
recibo de bienvenida una lista de acusados.
Tú empiezas
con tus quejas y yo tengo que enojarme.
Igual que hacía mi padre al escuchar a mi madre.
Igual que hacía mi padre al escuchar a mi madre.
Entraba a fruncir la ceja apoyando a ese fiscal.
Que en medio del temporal se erigía en defensora.
Lo mismo que tú ahora que siempre me dejas mal.
Si los
perdono ¡qué ejemplo! ¡Es así como los educas!
Si los castigo, ¡no tienes sentimientos!
Si los castigo, ¡no tienes sentimientos!
A mí, a mí
que me paso el día
pensando en jugar con ellos
yo sueño en llegar a casa y olvidarme felizmente del trabajo
de la gente y de todo lo que pasa.
pensando en jugar con ellos
yo sueño en llegar a casa y olvidarme felizmente del trabajo
de la gente y de todo lo que pasa.
Los hijos son
la esperanza
y el porqué de nuestras vidas
y el porqué de nuestras vidas
Por eso nunca
les digas ¡ah cuando venga tu padre!
No quiero
encontrar culpables
quiero encontrar alegría
que no me pongas de escudo como lo hacía mi madre,
que consiguió que a mi padre lo imaginara un verdugo.
quiero encontrar alegría
que no me pongas de escudo como lo hacía mi madre,
que consiguió que a mi padre lo imaginara un verdugo.
Él llegaba y
te aseguro que se acababan las risas.
Y en lugar de una caricia o hablarle como a un amigo
lo miraba compungido presintiendo una paliza
y el pobre que me entendía, sacudiendo la cabeza
escuchaba con tristeza lo que mi madre decía.
Y en lugar de una caricia o hablarle como a un amigo
lo miraba compungido presintiendo una paliza
y el pobre que me entendía, sacudiendo la cabeza
escuchaba con tristeza lo que mi madre decía.
Y que él, y que él de sobra sabía.
Que con éste
no se puede, que me pinta las paredes,
que trajo las suelas rotas, que la calle, la pelota,
que me saca canas verdes
¡a la cama sin cenar!
que trajo las suelas rotas, que la calle, la pelota,
que me saca canas verdes
¡a la cama sin cenar!
Aburrido me ordenaba
mi madre me consolaba y yo, yo lo culpaba a él
a él que había llegado recién de trabajar, cansado
y ya lo había yo amargado con todas mis travesuras.
mi madre me consolaba y yo, yo lo culpaba a él
a él que había llegado recién de trabajar, cansado
y ya lo había yo amargado con todas mis travesuras.
Los hijos
nunca analizan el sentimiento del padre
porque el brillo de la madre es tan fuerte que lo eclipsa
sólo le hacemos justicia cuando nos toca vivir
a nosotros su problema.
porque el brillo de la madre es tan fuerte que lo eclipsa
sólo le hacemos justicia cuando nos toca vivir
a nosotros su problema.
Ay si mi
padre viviera ¡que recién lo comprendo!
Y por qué nunca me dijo lo mucho que me quería.
Si hoy yo sé cuanto sufría al ver enfermo a su hijo
Y por qué nunca me dijo lo mucho que me quería.
Si hoy yo sé cuanto sufría al ver enfermo a su hijo
Por qué me
miraba fijo el primer pantalón largo
Y sé, que hasta me habrá besado
cuando yo estaba dormido.
Y sé, que hasta me habrá besado
cuando yo estaba dormido.
Hoy que todo
lo comprendo
¿Por qué no estás a mi lado?
¿Por qué no estás ahora para abrazarte bien fuerte?
Papá lindo y ofrecerte mi cariño a todas horas.
¿Por qué no estás a mi lado?
¿Por qué no estás ahora para abrazarte bien fuerte?
Papá lindo y ofrecerte mi cariño a todas horas.
Ves a tu hijo
que llora, pero llora con razón
Porque te pido perdón pensando en aquellos días
En que ciego no veía que eras puro corazón
Porque te pido perdón pensando en aquellos días
En que ciego no veía que eras puro corazón
Déjame mujer que llore, es tan lindo desahogarse.
En fin,
veamos que hacen
nuestros futuros señores. Mira esos pantalones.
Tápale un poco a la nena
Sí, ya sé no me lo digas
Hoy se fue a la calle sola.
nuestros futuros señores. Mira esos pantalones.
Tápale un poco a la nena
Sí, ya sé no me lo digas
Hoy se fue a la calle sola.
Acuéstate rezongona, mañana, mañana será otro día.
Autor: Héctor Gagliardi, poeta argentino.
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