Acaba el curso, ¿y ahora qué hago con los niños?
El ansiado parón veraniego de los pequeños llega esta semana en la mayoría de los centros escolares. Un paréntesis tan necesario para los estudiantes, como perturbador para buena parte de los padres, que se ven obligados a hacer piruetas, y a veces hasta doble salto mortal, para que sus hijos estén atendidos.
Campamentos de verano y abuelos son las soluciones estrella, pero no las únicas. La necesidad agudiza el ingenio, y los hay que turnan las vacaciones ya no sólo con su pareja, sino también con su red familiar extensa, que se piden hacer las guardias del fin de semana para así librar a diario, o que incluso improvisan una suerte de 'campamento' contratando un cuidador para los niños vecinos de la urbanización.
Los abuelos y la 'tribu'
Además de una pizarra infinita en el cuarto de la plancha, lleva todo el planningen un Excel en el teléfono, "en un documento de Google Drive para poder compartirlo con su marido". En él figura con quién están los niños cada día, citas médicas o domésticas (tipo: "peluquería Gabriel") y los menús de todas las vacaciones. Unos menús que cuentan con un comensal más en verano: la abuela materna o el abuelo paterno, quienes se turnan para cuidar a los niños. También están en el Excel los turnos de su pareja. Él procura trabajar las guardias del fin de semana para así librar a diario y ocuparse de los niños. "Es como Lady Halcón, cuando yo llego, él se va. Hablamos sobre todo por Whatsapp".
El resto del tiempo, campamento de urban dance (80 euros por semana y por niño, de 9 a 16 h.) y, cuando no queda otra, tira de "tribu", como ella llama a su entorno de vecinos y amigos que se hacen favores mutuos. "Es algo que no se suele dar, sobre todo en las grandes ciudades.. Es lo que permite que mis hijos estén con sus amigos jugando en la calle o en la piscina".
La jornada intensiva de la que disfruta en julio y agosto facilita las cosas, "el auténtico Tetris son los días sueltos de junio y septiembre.
Las estrategias más habituales
Campamentos. Temáticos, de idiomas, de refuerzo académico, de deportes... Son una de las fórmulas estrella, tanto en su modalidad tradicional (enviar a los niños 15 días fuera) como en la urbana, con horarios y comedor similares a los escolares.
Abuelos y pueblo. Son la auténtica tabla de salvación de miles de familias. Hacen las veces de canguro, y madrugan y echan horas como si siguieran en activo. Enviar a los niños al pueblo con ellos es otra de las fórmulas de la que tiran las familias.
Cuidadores profesionales. Muchas familias acuden a ellos porque los campamentos urbanos no cubren el suficiente horario, o porque sale más económico cuando los niños son dos o más. Además, así están en su casa y no tienen que madrugar.
'Tribu'. Aunque parece haberse puesto últimamente de moda hablar de ello, siempre ha existido: redes de amigos, y especialmente vecinos, que se ayudan mutuamente e incorporan a sus hogares a niños ajenos como si fueran propios.
Vacaciones repartidas. Las vacaciones no dan para cubrir los casi 80 días de parón escolar, por eso muchas familias optan por no coincidir para poder ocuparse el mayor tiempo posible de los niños. Aún así, no hay suficientes días.
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