UN PADRE CON SÍNDROME DE ASPERGER HA COMPARTIDO SU CASO, PARA QUE EL MUNDO SEPA QUE SU TRASTORNO NO LE HA IMPEDIDO CRIAR A SU HIJA SOLO.
Imposible no pensar en Sam Dawson al leer las palabras que un padre soltero con Síndrome de Asperger compartió en las redes sociales. La historia es muy similar a la del personaje central de la película Yo soy Sam, protagonizada por Sean Penn, en la que un hombre con un trastorno mental se ve obligado a criar solo a su pequeña hija. El pasado 21 de enero un joven con Asperger decidió enviar una carta que fue compartida en la fanpage de la asociación Asperger Syndrome Awareness y, desde entonces, ha sido compartida miles de veces en los muros de Facebook hasta convertir el post en viral.
El padre, cuyo nombre se omite en el texto, ha decidido compartir su caso para que el mundo sepa que su trastorno no le ha impedido criar a su pequeña hija, pero sí que tiene que enfrentarse diariamente a serias dificultades derivadas del trastorno.
«Toda mi vida he luchado contra las emociones, las amistades, las relaciones e incluso contra mis expresiones faciales. Como la mayoría de Aspies [pacientes con Asperger] sé que estas cosas forman parte de nuestra vida y no son fáciles de entender y asimilar. Pero Faith, mi hija, cambió mi vida. Ella ha sido la primera y única persona capaz de enseñarme lo que era el amor», comenta emocionado el padre que detalla en su relato como fue el embarazo y el parto.
«Llegó el gran día, las contracciones comenzaron... Sentía que estaba preparado para el gran momento... cogimos la bolsa y partimos hacia el hospital... ¡Yo iba a ser papá, yo... un padre! Después de 14 horas de gritos, de brillantes luces del hospital rodeados de enfermeras que parecía que hablaban en un idioma extranjero. El olor de los hospitales me enfermaba, mi pareja sentía dolor. No había un detalle que yo no pudiera ver, escuchar... mis sentidos estaban a un punto de explotar y... silencio. Puro silencio. La enfermera muestra una manta ensangrentada y debajo está el bebé. Nada más existía. Todo parecía pasar en cámara lenta cuando este hermoso bebé apareció en el mundo. Durante breves momentos y por primera vez en mi vida mi cerebro se detuvo... yo no podía dejar de mirarla... ¡ella era mía! ¡Yo la había creado! ¡Y de repente me llené de emoción, de amor, de esperanza! ¡Yo era un papá! ¡Yo era el hombre más orgulloso de la Tierra!».
Lo que parecía una historia perfecta se vio ensombrecida por lo que vino un mes después. Hanna, su mujer y madre de su hija, lo traicionó con su mejor amigo y se marchó de casa dejándolo solo con la pequeña Faith: «Fue muy duro. ¿Qué se supone que iba a hacer? Mi princesa Feith sola conmigo, con un idiota. En ese momento odiaba lo que yo era y el síndrome que padecía. Mis padres me dijeron que la diera en adopción, pero mientras pensaba en ello tirado en el sofá con la niña en brazos, ella me miró a los ojos y me agarró en dedo meñique. Y en ese momento lo supe... nunca la dejaría ir».
La experiencia más difícil del mundo
La conmovedora historia que ha provocado un sinfín de comentarios positivos en Facebook no termina ahí. Contra todo pronóstico el joven padre decidió que lucharía por mantener a su lado a su hija. Renunció al trabajo y se dedicó a ella. Pero no fue fácil, como él mismo lo explica: «Para un hombre con Asperger criar a un hijo es probablemente lo experiencia más difícil del mundo. Muchas veces su llanto me resultaba insoportable. Mis problemas sensoriales estaban siempre al límite y mi depresión empeoraba. No podía dormir, ni comer. Mi único objetivo era cuidar de esta niña porque ella dependía de mí. Había veces en que después de dormirla me encerraba en el baño a llorar hasta quedarme dormido».
«Los pacientes con Asperger muchas veces necesitamos un tiempo de desconexión y yo no tenía apoyo, ni un refugio seguro. Fue muy difícil». Con el paso del tiempo el padre consiguió encontrar un punto medio entre su trastorno y su papel de padre soltero: «Aprendí que al igual que a los Aspies a los bebés les encanta la rutina. Poco a poco todo se ha hecho más fácil y ha dejado de ser aterrador. Aprendí a peinarla, a vestirla, a ir con ella de compras. Mi hija me habla de sus miedos, de lo que le gusta y organizamos noches de cine».
La publicación del padre con Asperger ha conseguido popularidad en la red social lo que ha permitido concienciar a los lectores sobre un trastorno del desarrollo cerebral que provoca dificultad para la interacción social. A diferencia del autismo, el Asperger no suele provocar retraso en el desarrollo del lenguaje. Quienes padecen este síndrome suelen tener una inteligencia normal o a veces incluso por encima de la media (como Sheldon Cooper, uno de los personajes de la serie The Big Bang Theory), sin embargo, tienen un lenguaje corporal muy limitado y les cuesta relacionarse con los demás. Son físicamente torpes y tienden a la rutina o a los movimientos repetitivos.
Afortunadamente, la historia tiene un final feliz y el padre de Faith lo tiene claro: «Nunca podré ser el padre perfecto, pero lo intento. Amo a mi hija con cada fibra de mi ser y ella me ama. Faith me enseñó lo que es el amor incondicional. Quiero compartir mi experiencia para que las personas con Asperger sepan que sí es posible superar los retos y convertirnos en padres increíbles».
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