domingo, 13 de diciembre de 2015




«Los padres no están para servir a sus hijos. No son sus súbditos»

«Queremos que crezcan felices, de la infancia a la adolescencia», el nuevo libro de la psicóloga infantil Silvia Álava, llega a las librerías de toda España.  Os presento algunos aspectos interesantes de la entrevista que le han hecho en el periódico ABC el 10 de noviembre.

Tras la publicación de su libro "Queremos hijos felices", muchos padres nos comentaron que querían saber cómo actuar con hijos más mayores. Por eso en esta nueva entrega hemos decidido centrarnos en el periodo que va comprendido entre los seis y los doce años. Así, a través de experiencias reales, la psicóloga Silvia Álava va tratando todo aquello que causa dudas a la familia, y hace que los padres se sientan mal, fallen, pierdan la paciencia, griten o digan cosas de las que luego se arrepienten.
Muchos padres de hoy se ven perdidos ante tanta información de cómo educar a sus hijos.
Los padres de hoy lo tienen más difícil que nunca. Porque se les junta que es verdad que están muy preparados a nivel profesional, pero luego tienen un nivel de exigencia altísimo. A los padres de hoy en día se les exige prácticamente que sean perfectos en todas las facetas de su vida, incluida la paternidad. Pero es que la sociedad también exige a los niños que sean perfectos. Los niños desde bien pequeños ya tienen que estar apuntados a idiomas, a algún deporte, sacar unas notas estupendísimas… Creo que debemos relajarnos, intentar disfrutar de la paternidad, y que los niños disfruten de la niñez. Los padres van a educar a sus hijos lo mejor posible, pero nunca hay que buscar ser el padre perfecto, porque el padre perfecto y la madre perfecta no existen.
Los niños de hoy, también parecen estar expuestos a demasiada información, y a un altísimo nivel de exigencia. Con cuatro años van a clases de chino, de equitación, de música, y de predeporte.
Los niños necesitan tiempo para jugar, y también necesitan tiempo para aburrirse. Hay momentos y edades para todo. Pero incluso cuando son un poquito más mayores, que ya no estamos hablando de niños pequeños, a partir de los 6 años, también necesitan un "tiempo en blanco", por así decirlo. Lo que no podemos pretender es que un niño tenga desde que se levanta hasta que se acuesta incluida toda la tarde completamente planificada de tal forma que no les sobra ningún minuto libre. Ese ritmo no hay quien lo aguante. Porque eso implica estar en una continua capacidad de atención, de organización, de planificación… no les das tiempo para distraerse un minuto con un muñeco.

Pero ahora todos los niños van a extraescolares. Parece que si no puede participar en estas actividades juega en desventaja con otros niños de su entorno.
Respecto a esto, es importante saber que cada niño tiene una velocidad de desarrollo. Y que no le podemos comparar ni con los amigos ni con los hermanos. Eso hay que asumirlo. A lo mejor el hijo del vecino tiene otra realidad, u otras competencias diferentes. Cada niño puede tener unos puntos en los que destaque, y esto no significa que sean ni mejores ni peores. Dentro de la familia, educar no es favorecer una competición para ver qué hijo es el mejor. Cada niño tiene que hacerlo lo mejor que pueda según sus posibilidades. Y nosotros tenemos la responsabilidad de reforzar según sus posibilidades, pero no se les puede exigir a todos los niños lo mismo. Eso es una faena. Porque hay algunos que pueden dar muchísimo y otros no te pueden dar todo. Y por supuesto no puedes compararle con amiguitos o vecinos…
En el libro nos ofrecen un consejo muy básico, como es no poner etiquetas al niño. ¿Qué alternativas hay?
El niño nunca va a funcionar bien con etiquetas. Una de las cosas en las que insistimos mucho es que en castellano existen dos verbos, ser y estar. Podemos decir "tú no eres malo; te estás portando mal, y en concreto hoy porque no has hecho los deberes, porque has gritado a tu hermano…". Debemos especificar exactamente lo que está haciendo mal en ese momento.
A su juicio, ¿en qué aspecto deberíamos trabajar sí o sí todas las familias?
En inteligencia emocional (IE). Aunque de unos años a esta parte ya se empieza escuchar, sigue siendo un tema desconocido. Hay muchas teorías y modelos para trabajarla.

Los niños y los adultos deben aprender a regular las emociones. Hay muchos padres que confunden regular las emociones con aceptar el estallido emocional. Si a determinada edad el niño se frustra por algo, y le permitimos una pataleta que no está ajustada a su edad, con un estallido de gritos y contestaciones, el niño volcará su frustración en los padres.

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