Fiesta de Todos los Santos
Leemos en Familia el texto del evangelio de Mateo: 5, 1 - 12a
LAS BIENAVENTURANZAS
Cuando Jesús vio a la multitud, subió a la ladera de una montaña y se sentó. Sus discípulos se le acercaron y tomando El la palabra, comenzó a enseñarles diciendo:
«Dichosos los pobres en espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los que lloran,
porque serán consolados.
Dichosos los humildes
porque recibirán la tierra como herencia.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque serán saciados.
Dichosos los compasivos,
porque serán tratados con compasión.
Dichosos los de corazón limpio,
porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque serán llamados hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque el reino de los cielos les pertenece.
»Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo".
PEQUEÑA REFLEXIÓN:
Un día dando a los chicos de la ESO, me sucedió un hecho que me llenó de emoción, pues bien, les estaba contando como el Papa Francisco iba a hacer santa a una Hermana de la Cruz, Madre María de la Purísima. Les estuve contando como puede ser una persona feliz, mi sorpresa fue cuando una niña de 12 años me dijo que ella quería ser santa, que le dijera que tenía que hacer. Oír estas palabras en pleno siglo XXI me han llenado de una gran esperanza.
En este texto del evangelio de Mateo se cuenta que Jesús sube al Monte y, mirando a la multitud, proclama las ocho bienaventuranzas. En ellas Jesús define quien puede ser considerado bienaventurado, quien puede entrar en el Reino. Son ochos categorías de personas, ocho puertas para entrar en el Reino de los cielos. ¡No hay otras entradas! Quien quiere entrar en el Reino tendrá que identificarse por lo menos con una de estas categorías.
En las bienaventuranzas, Jesús anuncia al pueblo el nuevo proyecto de Dios que acoge a los pobres y a los excluidos. Denuncia el sistema que ha excluido a los pobres y que persigue a los que luchan por la justicia. La primera categoría de los “pobres en espíritu” y la última categoría de los “perseguidos por causa de la justicia” reciben la misma promesa del Reino de los Cielos. Y la reciben desde ahora, en el presente, pues Jesús dice “¡de ellos es el Reino!” El Reino ya está presente en su vida.
Animemos a nuestros niños y jóvenes a vivir este proyecto de Jesús, acogiendo a los más pobres y excluidos de la tierra, sobre todo a los que tienen que salir de su tierra y que son perseguidos solo por ser cristianos.
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