Síntesis del encuentro del Papa Francisco con las familias en Santiago de Cuba: "Sin familia la vida se vuelve vacía".
El Papa Francisco en su viaje a Cuba, en la última etapa cuando el día 22 de septiembre se reunió con las familias les dijo lo siguiente: La "familia perfecta" no existe, pero no debemos olvidar que las familias "no son un problema, son, ante todo, una oportunidad".
Tomando como ejemplo el Evangelio de las Bodas de Caná, el Papa Francisco mostró que "Jesús comienza su vida pública en el interior de una familia”. Y es en el seno de nuestros hogares donde continuamente Él se sigue introduciendo, Él sigue siendo parte". Es verdad que en la familia "hay discusiones, pero no hay que tenerles miedo… yo le tengo más miedo a los matrimonios que me dicen que nunca, nunca, tuvieron una discusión", agregó, porque "Jesús elije estos momentos para mostrarnos el amor de Dios".
Cuando vivimos bien en familia, continuó el Papa, "los egoísmos quedan chiquitos": es precisamente en casa, donde "aprendemos la solidaridad, donde aprendemos a no ser avasalladores. Es en casa donde aprendemos a recibir y a agradecer la vida como una bendición y que cada uno necesita a los demás para salir adelante. Es en casa donde experimentamos el perdón, y estamos invitados continuamente a perdonar, a dejarnos transformar. Es curioso, en casa no hay lugar para las «caretas».
Seguidamente el Papa subrayó que "sin familia, sin el calor del hogar, la vida se vuelve vacía, comienzan a faltar las redes que nos sostienen en la adversidad, las redes que nos alimentan en la cotidianidad y motivan la lucha para la prosperidad. La familia nos salva de dos fenómenos actuales, dos cosas que suceden hoy día: la fragmentación, es decir, la división, y la masificación. En ambos casos, las personas se transforman en individuos aislados fáciles de manipular, de gobernar. Y entonces encontramos en el mundo sociedades divididas, rotas, separadas o altamente masificadas, que son consecuencia de la ruptura de los lazos familiares, cuando se pierden las relaciones que nos constituyen como personas, que nos enseñan a ser personas".
A pesar de las "muchas dificultades que aquejan a nuestras familias", el deseo del Papa, que ha pedido que se rece especialmente por el Sínodo de la Familia, es que no olvidemos que "las familias no son un problema, son principalmente una oportunidad. Una oportunidad que tenemos que cuidar, proteger y acompañar".
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