sábado, 13 de mayo de 2017

PALABRA DE DIOS

EVANGELIO IV DOMINGO DE PASCUA - 7 MAYO 2017


En aquel tiempo, dijo Jesús:

«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:

«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.

Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.

El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».


Palabra de Dios



COMENTARIO AL EVANGELIO 


La Iglesia celebra este cuarto domingo de Pascua, el día del Buen Pastor, tradicionalmente llamamos pastores a la jerarquía, sin darnos cuenta, que el trabajo pastoral de la Iglesia, corresponde a todos los bautizados. Y lo que es más importante, el único pastor y Señor de la comunidad cristiana, es Jesucristo. Por eso, la única manera de ejercer la pastoral, es haciéndolo como él la ejerció: como un servicio a la comunidad, ésto queda resaltado en el Evangelio, la lectura de los Hechos y la primera Carta de San Pedro, que proclamamos en este día.

Está claro, que la Iglesia necesita como cualquier organización o grupo humano, un mínimo de organización. Pero en ella, no es la comunidad la que debe estar al servicio de la organización, ni al servicio de la autoridad. Es la autoridad, la que está al servicio de la comunidad, son numerosas las ocasiones, en las que Jesús indica cómo debe ejercerse la autoridad entre nosotros y quizás la más importante, la escuchamos y visualizamos el día de Jueves Santo. No se dan argumentos, sino ejemplo (lavar los pies), nos lo dice muy bien hoy la segunda lectura: “Dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas”.

Veamos, cómo entiende el Maestro, los criterios que deben guiar el ejercicio de Pastor: “Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas”. Evidente, como nos dice más adelante: “El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante”. Hay dos formas de ejercer el ministerio y ejercicio pastoral, en beneficio propio o en el de la comunidad, por eso nos recuerda: “Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos”.

Podrá entrar y salir, pensar, amar, hacer, construir, celebrar… la libertad cristiana, que probablemente no nos ofrece ninguna otra institución. Entrar por la puerta, aunque en otra ocasión nos dirá que es estrecha, es lo que nos da la oportunidad, de desarrollar todas nuestras capacidades, salir de nosotros mismos, superar nuestras inmadureces y poner nuestra vida al servicio de la comunidad. Se trata de entrar en la esfera de Jesús, pero no como ovejas modorras, sino para crecer más y dar como él, más a los demás.

Seguimos con los criterios: “A éste le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera”. El pastor sabe el nombre de cada una, dejamos de ser rebaño, están juntas pero no gregarias, cada una tiene su personalidad. Cuanto tenemos que aprender los pastores, para llegar a aquello que se nos decía; de “oler a oveja”. Si la comunidad es pobre, los pastores deben de estar al lado de los pobres, si es mayor, visitarlos en sus casas y en los hospitales, si es acomodada, suscitar el espíritu crítico desde los valores evangélicos… Escuchar su voz y llamarlos por su nombre, conocerlos en el sentido profundo de la palabra.

Hay un último criterio en el texto: “Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”. Ir por delante, dar la cara, abrir brecha. El Papa actual, nos habla de que en determinados momentos deberemos ir también detrás, animando a los rezagados y en medio, confundiéndonos con el pueblo de Dios. Siempre acompañando, ésto implica también en el acompañado, no tener dependencias o comodidades (mejor que piensen por mi y no cuestionar nada), sabiendo que todos somos acompañantes y acompañados.

Todos tenemos alguna responsabilidad en la guía de los demás, por el hecho de ser bautizados somos: sacerdotes, profetas y reyes. En la eucaristía formamos una misma comunidad, en la que algunos ejercen ciertos ministerios, que no son sino de servicio, pero sabiendo como nos dice la carta de San Pedro, que el Pastor es Jesucristo: “Sus heridas os han curado. Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas”.















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