miércoles, 13 de abril de 2016

GESTOS QUE ILUMINAN LA VIDA DE LOS DEMÁS

LA FUERZA DEL TESTIMONIO


El fútbol es genial. ¿Alguien tiene alguna duda? Si la tienes puedes leer este post porque en este de aquí voy a hablar de otra cosa. ¿De qué? Pues del mensaje central del video de Nike: la fuerza del testimonio. No creo que haya que decir demasiado complicado; de hecho, solo quiero contarles una experiencia personal que me marcó de muy chico







Salíamos mi hermano y yo de un Burger King cuando yo tenía alrededor de 8 o 9 años y él 25. Mientras íbamos saliendo, no recuerdo exactamente cómo, encontramos una billetera en el piso. Yo la recogí y se la di. Él la revisó y vio que tenía dinero. Me miró y me dijo algo así como: «La honestidad también paga». Y la devolvió.

Si me pidieran poner en una hoja de papel todos los recuerdos que tengo de mi vida entre los 8 y 9 años probablemente solo escribiría esta historia. No recuerdo nada más. El testimonio de honestidad de mi hermano y su extraña frase marcaron mi vida hasta el día de hoy. Hace algún tiempo se lo comenté y el muy tonto no tenía ni el más pálido recuerdo de que eso ocurrió. Para él fue un incidente sin importancia mientras que para mí, su gesto encendió una «chispa» de verdad y virtud que me han acompañado hasta el día de hoy.

No podemos calcular exactamente cómo o cuándo nuestras palabras o nuestras acciones han cambiado la vida de otros; lo único que sabemos es que las cosas son así y la vida de cada uno de nosotros la vivimos, lo queramos o no, tocando e influenciando a los demás. Dios mismo se hizo hombre para darnos testimonio de la verdadera humanidad. Pudo habernos escrito un libro o sembrar un árbol cuyos frutos fuesen sobrecitos con las respuestas a las preguntas más complejas sobre la existencia, pero no lo hizo. Más bien dio la cara y «trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre» (Gaudium et Spes, 22) para encender en el corazón de las personas la misma «chispa» que encendió mi hermano en mi corazón de niño.

Qué hermoso es valorar esta dimensión apostólica de la relacionalidad humana y saber reconocer y valorar que como cristianos estamos llamados a ser muy reverentes para Dios pueda valerse de nuestro modo de ser y de actuar para iluminar la vida de otras personas.

Se me ocurren algunas preguntas para armar un diálogo sobre este tema: ¿Cuáles son los buenos testimonios que han marcado tu vida? ¿Existe algún gesto que hayas hecho que crees que ha iluminado al vida de otras personas? ¿Por qué el testimonio es tan importante, por qué no bastan las palabras?






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