sábado, 20 de febrero de 2016

LA PALABRA

LECTURA DEL EVANGELIO DOMINGO II CUARESMA

LUCAS 9, 28b -36

En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: "Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías." No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: "Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle." Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto. Palabra del Señor.



REFLEXIÓN
Este domingo se nos invita, también a subir con Jesús al monte de Dios y tener allí una experiencia fuerte de Dios y de la Palabra. Lucas nos dice que “Jesús se llevó a sus discípulos a lo alto de una montaña para orar”. Ese es su proyecto para nosotros, su plan de amor en esta Cuaresma. ¿Quieres dejarte llevar para vivir intensamente esta experiencia? El mismo Lucas nos la describe: el rostro de Cristo se transforma, sus vestidos se llenan de luz, Moisés y Elías dialogan con Él sobre su Pascua, el Padre Dios nos invita a entrar en su nube del Espíritu y nos da una palabra de ánimo y de bendición, porque nos regala a Jesús como su Hijo, su escogido, a quien hemos de escuchar.

Con estas palabras tenemos la síntesis de lo que puede ser para nosotros esta Cuaresma. Para eso tenemos que subir y ascender, con un esfuerzo grande para no enredarnos en las cosas vanas y superfluas que nos absorben cada día. Subir a la montaña, donde habita Dios, es ingresar en un espacio de revelación y de claridad, que nos va a permitir conocer mejor al Señor y su misterio de santidad. Por eso, en Cuaresma podremos conocer mejor a Jesús, su rostro se revelará a nosotros con mayor esplendor y estaremos llenos de una presencia que cambia y transforma.

Moisés y Elías son la expresión de la Ley y los Profetas, cuyos textos son básicos durante este tiempo sagrado, para comprender el sentido profundo de la misión salvadora de Jesús. Lucas lo dice de nuevo el día de la Pascua, cuando a los discípulos de Emaús, el mismo Resucitado les explicó “lo que en toda la Escritura se refiere a Él” y lo hizo “comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas”. Sólo en la Pascua se abrirán plenamente nuestros ojos y se encenderá nuestro corazón para entender mejor lo que en Cuaresma intentamos comprender.

Te invito, pues, a vivir gozosamente esta doble experiencia de Alianza renovada y de oración intensa durante esta segunda semana del camino cuaresmal.

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